Por: @lilianacastroledesma
Debido a que cada vez más y más personas en todo el mundo enferman y mueren por dolencias relacionadas con el estrés, los científicos se han dedicado a estudiar cuidadosamente el efecto de las tensiones emocionales sobre el cuerpo y sobre la mente.
En una situación de estrés, las glándulas suprarrenales segregan automáticamente hormonas, como la adrenalina, la cual estimula a los órganos del cuerpo a un esfuerzo extremo, para afrontar situaciones en las que debemos pelear e huir. Esta respuesta instintiva es un legado de nuestro pasado primitivo; cuando nuestros primeros antepasados se enfrentaban a situaciones peligrosas, lo hacían con estallidos de inmenso esfuerzo físico hasta que el estrés desaparecía, bien escapando rápidamente de los animales predadores, o bien enfrentándose al enemigo hasta dejarle inconsciente. Pero los seres humanos de hoy no pueden ni huir de sus problemas ni enfrentarse físicamente a sus adversarios; tienen que enfrentarse a un estrés continuo e inexorable al que no pueden responder con actividad física.
Un empleado constantemente criticado por su jefe el estudiante que está permanentemente bajo presión por el exceso de tareas y fechas límite de exámenes, el ama de casa que anda siempre corriendo; todas estas situaciones generan tensión interna. Las emociones como la ira envían ondas de choque a través del sistema nervioso y ponen los músculos en tensión; la respiración se vuelve irregular y las manos se quedan rígidas. La presión sanguínea se incrementa, el corazón se acelera y la digestión se trastorna. Las estimuladas glándulas suprarrenales mantienen el cuerpo y la mente en estado de perpetua alarma y tensión interna, y como resultado de la ansiedad se desarrolla melancolía, depresión y neurosis desde una edad temprana. Este estrés prolongado hace que el sistema inmunológico disminuya la resistencia a las infecciones, lo cual crea en muchas ocasiones desórdenes y enfermedades como la hipertensión, dolencias cardíacas, parálisis, enfermedades del intestino, úlcera estomacal, asma, migrañas, artritis, e incluso cáncer. Se ha descubierto que las drogas que reducen la tensión tienen efectos colaterales perturbadores. Para poder aliviar estas tensiones interiores que nos debilitan, tenemos que aprender a relajarnos y esta es una habilidad que nos brinda la práctica del yoga.
Tomado del libro Yoga para la Salud (Ananda Marga Publications) @anandamargayoga
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